Nuestra alma y su facultad sensorial

Más allá de la razón, de la lógica, creencias dictadas por la experiencia, nuestra alma tiene una facultad sensorial única. La intuición es la que abre la puerta a esta forma de percibir las cosas afuera. 

Todas estas verdades están ahí, al alcance de quienes pueden captarlas, de quienes pueden percibirlas, pero no pueden ser comprendidas mediante el uso del razonamiento o la lógica, ni siquiera recurriendo a la propia formación cultural, es más, esta última no pocas veces resulta ser uno de los elementos más restrictivos. 

Para entrar en contacto con estas nuevas experiencias, hay que desarrollar y refinar una cualidad especial, es necesario poder preparar el “canal” a través del cual estas “sensaciones” puedan emerger desde esa dimensión oculta donde residen, hasta tomar forma en nuestros sentidos. 

¿Cómo se activan las facultades sensoriales del alma?

Ese misterioso fenómeno conocido como “facultades sensoriales del alma”, es un momento de rara y elevada conciencia en el que todo se vuelve claro, todo tiene sentido. Se reflejan las dudas, incertidumbres y frustraciones de una búsqueda infructuosa para que de pronto se disuelven por completo, dejando espacio a la ansiada solución que se presenta espontáneamente y con extrema claridad a los ojos de la mente. La intuición es el lenguaje que utiliza el alma para mostrarnos lo que la razón por sí sola no puede abordar. 

También te puede interesar : Cómo vibras eso atraes

Esta es una de las funciones más importantes que posee, una cualidad latente en cada uno de nosotros, pero también una de las menos desarrolladas. Para manifestarse, necesita un terreno adecuado, lo que se conoce como “estado intuitivo”.

El estado intuitivo se forma a través de la influencia de las condiciones psico-corporales precisas, es decir, el estado de armonía que se alcanza cuando todas las partes que componen nuestro conjunto, cuerpo y mente, interactúan correctamente entre sí. 

Cuando empezamos a armonizar, nuestra parte profunda empieza a dialogar con nuestra parte superficial o sensorial. Así es como empezamos a percibir ciertas emociones. 

Por lo tanto, la condición básica para que las percepciones fundamentales emerjan del inconsciente profundo es, necesariamente, a través del camino del bienestar.